Diciembre 2010 fue un mes agotador, de esperas y pre-ocupaciones para los grandes (entre esos yo) y de mucha alegría, luces, colores, canciones y juego para los niños (entre esos yo también), Fue un final de año gregoriano mixto, por así decirse.
Es hora de cerrar ciclos, y eso es mas complicado de lo que parece. He sido programada desde mi nacimiento para una tener una disponibilidad inmediata por llevar a cuestas responsabilidades que no me pertenecen y a la hora de tomar decisiones radicales (como esas que le dan ese gusto peculiar a mi vida) en el presente inmediato, a veces el descontrol toma la iniciativa y el único consuelo es la realidad próxima (mas no inmediata) donde no existen juzgados que intenten acusarte tan solo por amar.
En la ciudad el momento de la aclamada independencia de mamá no se hace esperar, hay tiempo para hacer todo, pero ahora toca hacerlo sola… y cuando apenas van pasados los primeros 20 minutos, que ansiosa me siento, camino por las calles abarrotadas de carros y no paro de pensar en ella, la Valentina que me sorprende segundo a segundo que me hace sentir culpa por querer estar tanto a junto a ella. Y es que acaso alguien puede decirme cuanto tengo permitido estar junto a ella??
Mientras todos a mi alrededor parecen estar en “lo suyo” yo me lleno de insatisfacción al verme sugiriendo dejar el egoísmo a un lado y demostrar amor sin pena, amor libre, amor sin culpas… amor al fin.
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