Pese a estados marcados de transición, la calma parece estar cada vez mas lejos.
El teléfono suena tantas veces como las que permanece en silencio, el movimiento apresurado constante desliga mis pensamientos de la realidad, vacaciones a mi conciencia.
Mi ritmo se acelera, los días pasan en cámara rápida, cada vez mas cosas agregadas a la rutina cotidiana, Valentina por primera vez en su vida me añora, yo no me permito dejar de pensarla, una autoflagelación mental me invade y pierdo la calma. Mis sentidos se opacan, sin olores y sin sabores entre otros reinan en mi vida.
La tranquilidad solo se nota en momentos etéreos. Repentinamente un pesimismo me invade pero logro controlarme. El materialimso fluye, la comida envasada del supermercado nunca falta, mis anhelos de tranquila naturaleza se distorsionan, debo pasar esta etapa de desdicha y volver al azul del alma de mi hogar.
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